El pasado día 19 de noviembre un grupo de profesores del IES Hipatia visitó la Iglesia-Catedral de Santa María de Sevilla para conocer in situ algunos detalles arquitectónicos de la catedral gótica más grande del mundo. Dicha visita fue organizada por la compañera Lola Herrera y aleccionada por el arqueólogo Álvaro Jiménez, hijo y discípulo del ilustre arquitecto D. Alfonso Jiménez, maestro mayor de obras de la Catedral de Sevilla. Este aporta en su obra “Anatomía de la catedral de Sevilla”, la primera datación exhaustiva de las fases de construcción, enmarcadas entre los años 1433 hasta el 10 de octubre de 1506, cuando, en presencia del Cabildo, se coloca la ‘clave postrera’ en lo más alto del edificio, el cimborrio.
En la fecha inicial reside una de las novedades del estudio. 1434 es el año del que se tiene la primera constancia documental del inicio de las obras. Los libros de contabilidad del Cabildo reflejan en ese momento el coste de la contratación de los barcos que transportarían la piedra desde El Puerto de Santa María hasta Sevilla, Guadalquivir arriba. Los estudios precedentes habían fechado el comienzo de las obras en torno a 1401, pero ningún documento fidedigno permite seguir apostando por esa fecha.
A partir de esos datos, el maestro mayor recompone a modo de un gigantesco puzzle el relato de la construcción del templo. Sostiene que el derribo de la mezquita almohade se producía en función del avance de la nueva obra gótica: «[…] en 1458 aún había partes del edificio viejo en pie, lo que sugiere que sólo derribaban, cuando les interesaba, aquellas partes que se veían afectadas directamente por las obras o las que era imposible mantener».
Pero si existen dudas sobre la fecha de inicio de las obras, tampoco es fidedigna la de su final. Sólo cinco años después de la ceremonia de terminación, en 1511, el cimborrio se fue al suelo. Como dice el maestro mayor, la obra de la Catedral nunca se terminará del todo.
Los expertos creían conocer casi todo de la Catedral de Sevilla hasta que hace seis años, y casi por casualidad, apareció en el convento de Bidaurreta, en Oñate (Guipúzcoa) el que hasta ahora es el plano más antiguo de su planta. El plano de Bidaurreta, como ha venido en llamarse, ha obligado a revisar muchas de las convicciones que hasta ahora se daban por seguras sobre la obra del templo. Alfonso Jiménez, que participó en su identificación, sostiene que el plano debió de elaborarse en 1488, posiblemente por Juan de Hoces, y que es una copia del original, atribuido al maestro Ysanbarte…
La visita, que duró algo más de dos horas, resultó muy interesante no solo por la información recibida sino por la inigualable experiencia de caminar por encima de tantos siglos de historia. De ello dan fe las excelentes fotos de nuestro compañero José Antonio Barragán.